Nunca creí ser un poeta, porque pensé que eso es de aburridos.
Nunca creí ser un poeta, porque creí que eso era de idiotas.
Nunca creí ser un poeta, porque no me alcazaba el tiempo del día para entrar a husmear en mi alma.
Nunca creí ser un poeta, porque de la poesía nadie escapa.
Nunca creí ser un poeta, porque los poetas se comprometen con la vida.
Nunca creí ser un poeta, porque la vida da miedo, y la poesía está llena de vida.
Nunca creí ser un poeta, hasta que te encontré a TI. ¡Oh lector, a ti!
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