sábado, 11 de marzo de 2017

EL VIAJERO DEBE VIAJAR por Manuel García


Viajar ya es una aventura desde el primer momento en que se planea.

Desde la mente, uno ya empieza a disfrutar lo emocionante que es ir de un lugar a otro.

Viajar, es huir, sí, pero sabiendo que Dios estará ahí para recibirnos en lo hermoso de contemplar un mar, un atardecer o un paisaje.

Al viajar contemplamos la naturaleza, sin quererlo entendemos la cultura de nuestro patria y nos encontramos a nosotros mismos.

Al viajar, vemos a las ancianitas de las iglesias, a los niños jugando en el río, al burro trabajando en el camino  y a los perros siguiendo a su amo por la calle.

Viajar, es fugarse de la celda, de un engaño que es la rutina de ir al trabajo.

Viajar, es ir al encuentro con lo desconocido, saber después que “el extraño” siempre éramos nosotros mismos.

Viajar, es hacer volar al espíritu mucho más de lo que puede lograr el cuerpo.


Cuando viajé, encontré a desconocidos jamás supe que “me estaba echando un volado”

Eso es viajar, un ejercicio rutinario para un alma rebelde.

El viaje llena,  cultiva, crece y ama al espíritu.

El viaje nos recuerda que no está en nuestra naturaleza ser seres inertes, que la vida es movimiento y que el calor proviene de la velocidad en que se mueva cada cuerpo.


Pero el viajero se debe parar ante la mirada de un niño triste, ante un animal hambriento, ante la injusticia, ante las maravillas de las artesanías de los indígenas, si no sería un simple hedonista del paisaje, y para hablar en términos más actuales: un simple idiota que se toma selfies.


El viajero debe ser un antropólogo, contemplar con la mirada el quehacer del otro, no importa si está en una mesa de café, observarlo todo debe ser su tarea.

El viajero debe detectar dónde hay amor y después guardarlo en su mochila.

El viajero  debe hacer amigos en cualquier ranchería, en cualquier esquina, en cualquier bar y después fingir que eso ya está prohibido por la gente cuerda.

El viajero honrará la memoria de los lugares que vista, pero sobre todas las cosas: el viajero debe viajar.

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