Un día le dije a mi niño interno:
No dudes de ti, duda del mundo
No pienses mucho en qué puedes perder, ve a jugártela.
No te traiciones a ti.
No olvides tu compasión, tu esperanza, tu fe y tus ilusiones.
Siempre creíste en un mundo feliz y lo obtendrás del creador.
El Todopoderoso te dará esa sorpresa que tanto ansías. Él te llevará a los límites del espacio donde nunca debiste haber salido.
“Es verdad”, respondió mi niño interno, llegará el momento que el que me creó terminará el proyecto que comenzó en mí, y ese día regresaremos a jugar Él y yo.
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