domingo, 6 de noviembre de 2016

¿Por qué debemos tolerar a los niños en misa? Por Mayra Villanueva


Aclaramos primero que la palabra “tolerancia” ya tiene implícita una carga de desesperación que debe ser reprimida para no actuar en consecuencia. Pero es la palabra adecuada para este escrito. Empezamos:

Un niño es como un perrito (disculpen la comparación) porque si el dueño quiere, el perrito come; si el dueño desea, el perrito sale a pasear; lo mismo aplica para un niño y sus padres; si el papá quiere, el niño comerá, si el padre o la madre quiere el niño irá a misa.

Nosotros como católicos deberíamos comprender que en estos tiempos de futbol, entretenimiento fácil, internet, explotación laboral, es un milagro que un adulto esté en misa. 

Ahora¡Imagínate que pese a todos las distracciones y conflictos sociales, que los niños logren estar en presencia de Cristo es algo admirable! No sé si la palabra para nombrar a ese acto sea milagro, pero debemos profundizar los dones que ganamos como comunidad.


Y es que si como católicos creemos que en cada Celebración Eucarística estamos en la presencia de Nuestro Salvador, porque ahí se manifiesta su poder, bondad y todos sus dones, entonces debe haber fiesta en el cielo por cada niño que fue llevado a la presencia de Cristo y todo su Reino Celestial.

Acordémonos de que el mismo Jesús le dio su debida importancia a los niños cuando dijo:

"Dejad que los niños se acerquen a mí"

Y es que, tanto en la época en que los apóstoles le abrían camino a Cristo, como hoy en día, no se valora a los niños porque se menosprecia su participación ciudadana, su participación como feligresía e incluso hasta nuestro tiempo de cree que ellos no entienden la fe. 

Pero, ¿no fue Jesús a la edad de los 12 años cuando ya debatía con los doctos de la fe en el templo?


¿Nunca has oído la frase: “La religión se mama”?

Lo vemos con “los hermanos separados”; tú pregúntales y la mayoría fue católico de nombre, nunca los llevaron a misa, mucho menos al catecismo. Nunca entendieron los dones que Cristo da por medio de la Iglesia Católica. Si alguien les hubiera inculcado las enseñanzas de la Iglesia más seriamente ¿tú crees que se hubieran separado de ella?

Sin embargo, si tu llevas a un niño a misa, posiblemente será un adulto que tenga la costumbre de ir. Pasada la etapa de “La costumbre”, como adulto ya podemos discernir cuántas gracias espirituales, materiales y psicológicas nos deja la misa.


Incluso me atrevo a afirmar que son más los niños católicos que no van al templo que los que sí asisten. Triste pero cierto.

Por eso cuando tu veas a un niño en la iglesia, piensa que es un milagro que esté ahí, que hay muchos infantes que crecen como animalitos porque sus progenitores no les inculcaron la fe y que están en sus casas solos frente al televisor (o ahora frente una computadora); Y es que uno no puede dar lo que no tiene, es como una cadena, se oye decir a mucha gente:

"Mis padres no me enseñan a Dios porque a ellos les hablaron de Él, y por eso a mí tampoco."


Pero Cristo nos enseña que las cadenas (que cargamos de familia en familia y de generación en generación) se pueden romper.

Reflexionemos, (si es el caso) que fue una bendición tener a alguien que nos persignara de chicos, alguien que en tu infancia que te habló de Dios, a su modo o con su ignorancia, pero te habló de un más allá y un porqué de tu existencia. Repito, hay muchos niños y niñas en el mundo que no conocen el amor y la misericordia de Nuestro Dios porque nadie se los ha hecho ver.


La próxima vez que veas un bebé llorando en misa, un niño inquieto jugando en las bancas, una niña paseando por todos los lugares de una parroquia, haz un esfuerzo e imagínate que, poco a poco, se irá acostumbrando a una celebración que quizás hoy no entiende. 


Te pongo por ejemplo el caso de una madre soltera y su hijo de tres años que iban cada martes al grupo de Renovación en la Fe al cual yo asistía, ahí el niño llegaba y con carritos, muñecos o como podía se entretenía. Mientras nosotros hacíamos alabanzas, cantos, los temas y reuniones acostumbradas. 

Más adelante tuve la oportunidad de platicar con la madre y me dijo que el niño poco a poco fue acostumbrándose a estar en la iglesia y que esto había ayudado a que el menor "ya aguantara” más la misa los domingos.

Si somos críticos, sabemos que Cristo se manifiesta en los Grupos de Renovación, pero que ÉL regala (aunque no lo veamos)dones a cada uno de los presentes, inclusive a ese niño, que sin quererlo, estaba ahí, que sin quererlo, NO GOZA DE UN PADRE TERRENAL.


Además, quiero platicarte que estuve en la Celebración Eucarística de Año Nuevo en una de las zonas más ricas de México y de toda Latinoamérica; me refiero a Santa Fe. Ahí, como era de esperarse, se reunieron las familias "bien" del poniente de la Ciudad de México, y lógicamente, había demasiados niños, la sorpresa de mi hermano y la mía, fue que los pequeños se comportaron muy bien, no hablaron, no se movieron y no lloraron. 


Lo anterior es prueba que los papás pueden hacer un esfuerzo por educar a sus hijos en comportarse en la celebración eucaristía. 

Pero ojo papás, lo más importante es los hijos no lo vean como un castigo, como ir a un infierno, como algo que van a sufrir, porque eso no es justo para DIOS ni para nosotros como iglesia, porque eso indicará que en un futuro muy probablemente los niños atormentados con "lo aburrido de la misa" serán adultos que LA ODIEN.


Entonces, la próxima vez que veas a un niño inquieto o bien portado en misa, da gracias a Dios que está en presencia del Máximo Sacrificio que el mismo Dios ha hecho por amor a los hombres. Da gracias porque le están inculcando un buen hábito, porque está conociendo, aún sin entenderlo, las gracias que Dios nos da a través de Su Sacrificio.

2 comentarios:

  1. Precioso el artículo, pero a mí no se me adapta. Llevamos a nuestros dos hijos a la Iglesia, varón y niña. Los dos hicieron su Primera Comunión. Pero fue la última para él. Con el padre, asiste al culto evangélico. Ella siguió y también hizo la Confirmación. Y a los dos los criamos igual. Pero, como me dijo el Párroco, podría ser peor. Sigo rezando para q vuelvan

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  2. Es también mi caso. Y sigo en oración por ellos para que Dios nuestro Señor los ilumine y les mandé Su Espíritu Santo a sus corazones.

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